"Los Ojos Altivos" Serie: Lo que el Señor aborrece y abomina
Sermon • Submitted • Presented
0 ratings
· 253 viewsNotes
Transcript
Introducción
Introducción
Ningún hombre puede demostrar que es cristiano sino odia el pecado
— William Plumer
Amados del Señor.
Nuestro buen Dios del Pacto ha querido que esta tarde comencemos con una nueva serie en nuestros servicios vespertinos dirigidos por su servidor, y esto porque como cristianos necesitamos saber que aún estando en este cuerpo de muerte, en este cuerpo de pecado, cada uno de nosotros luchamos con pecados específicos.
Creo firmemente que mientras el cristiano no aborrezca su pecado, hasta que el cristiano no lo abomine, no podrá avanzar en la gracia. Es por ello que propósito de este primer sermón y de esta serie es este: “Que el creyente aprenda a aborrecer y abominar lo que su Señor aborrece y abomina y que el incrédulo descubra que lo que él ama, el Señor lo aborrece y abomina. (Título de la Serie)
Esta serie estará basada en los pasajes de:
16 Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: 17 Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, 18 El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, 19 El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos.
El primer sermón de nuestra serie titula “Los ojos altivos”
Bosquejo
Exposición del texto
Exposición doctrinal
Aplicaciones experienciales
1. Exposición del texto
1. Exposición del texto
Contexto del capítulo
Contexto del capítulo
Aquí se nos disuade o se nos exhorta a alejarnos del pecado en gran medida con argumentos tomados de nuestros intereses seculares, pues no sólo se representa como condenatorio en el otro mundo, sino como empobrecedor en éste.
En este capítulo tenemos,
I. Una advertencia contra la seguridad precipitada (v. 1-5).
II. Una reprensión a la pereza (v. 6-11).
III. El carácter y el destino de un hombre malicioso (v. 12-15).
IV. Un relato de siete cosas que Dios aborrece (v. 16-19).
V. Exhortación a familiarizarnos con la palabra de Dios (v. 20-23).
VI. Una repetida advertencia de las perniciosas consecuencias del pecado de prostitución (v. 24-35).
Amados hermanos el día de hoy comenzaremos a ser confrontados y exhortados en relación a tener o pretender tener ojos altivos.
Proverbios 6:16–17 (RVR60)
16 Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: 17 Los ojos altivos.
Esta porción de la bendita Palabra del Señor nos enseña:
Una lista de 7 pecados que la bendita majestad de Dios aborrece y abomina en su alma.
La expresión “6 y aún 7” en hebreo se usa números ascendentes para expresar lo completo.
Se presenta al Señor tanto antropomorfa como antropopática (Dios representado en forma humana para darnos luz sobre asuntos profundos, que si no fuera de esa forma, no comprenderíamos)
Aborrece: Enemigo o contrario.
Abomina: Rupugnante, asqueroso e idólatra.
Salomón escribe inspirado por el ES sobre aquellos pecados que los jóvenes (vs. 1) tanto en edad como en fe deben prestar atención e aborrecerlos y abominarlos, ya que Dios mismo los abomina y aborrece.
El primer pecado de nuestra lista el cual el Dios del Pacto aborrece y abomina, a saber, los ojos altivos.
Salomón exhorta a que el joven “no tenga un concepto elevado de sí mismo” ya que la expresión ojos altivos denota a una persona que mira con superioridad a los demás.
2. Exposición doctrinal
2. Exposición doctrinal
Proverbios 6:16–17 (RVR60)
16 Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: 17 Los ojos altivos
La ira de Dios
La ira de Dios
Nuestro pasaje habla sobre el aborrecimiento de Dios hacia algo o su ira hacia algo, por lo cual muchos terminan preguntándose: ¿Si Dios es Amor, puede al mismo tiempo aborrecer o abominar algo? ¿No sería una contradicción?. Para lo cual debemos responder de la siguiente manera:
Es importante no equiparar la ira de Dios con la ira humana, a menudo pecaminosa.
No debemos caer en el error de igualar el amor divino con el amor humano, con todas sus imperfecciones y distorsiones.
Con estas dos consideraciones cabe preguntarnos:
¿Qué es la ira de Dios?
Es su indignación ante el pecado, su repulsión al mal y todo lo que se opone a él, su disgusto por ello y la demostración de ese desagrado. Es su resistencia apasionada a cada voluntad que se pone en su contra. No es una repentina oleada de pasión, sino un impulso uniformemente fuerte, aunque duradero y racional, de la santa voluntad de Dios.
Nuestro pasaje enumera aquellos pecados que son los más detestables ante sus ojos.
El primer pecado que el Señor menciona que aborrece, es decir, tiene como enemigo y contrario al que lo practica y que abomina, es decir, que ve como repugnante y asqueroso ante sus ojos es el de “Los ojos altivos” o más específicamente, el orgullo.
El Orgullo y las direcciones en los que el hombre tiene alto concepto de sí mismo
El Orgullo y las direcciones en los que el hombre tiene alto concepto de sí mismo
El Orgullo
La raíz misma de los ojos altivos es el orgullo, el cual se define como “Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que suele conllevar sentimiento de superioridad”
El orgullo fue el pecado que llevó a la caída de la raza humana, influenciada por el mismo padre de la mentira, satanás. Génesis 3:5 “5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.”
Todos los males que experimentamos en el mundo se derivan de este abominable pecado.
Desde la caída, el ser humano ha dejado de ver a Dios como su máximo bien y se ha dejado de ver a si mismo como un ser inferior a su creador, por lo que podemos decir que el hombre tiene la osadía de tener un alto concepto de sí mismo en dos direcciones:
Dirección horizontal
Al hombre caído le place escalar por encima de su prójimo, esto se ve a diario en todas la esferas de la vida. Ejm. Cargo laboral.
El hombre caído se cree singularmente más importante que los demás. Lo cual lo lleva a tener un juicio nublado y aborrecible de parte del Señor
3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno.
Dirección vertical
Si no le fuera suficiente al hombre caído sentirse que está por encima de su prójimo, este aún en lo más profundo de su corazón desea estar aún por encima de su creador.
Existencia. El hombre se cree autosuficiente (mundo habitable, provisión de alimento, dinero, salud, bienes). Esto es abominable y aborrecible para el Señor.
30 habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?
Complacencia ante Dios. Según el sentir de lo divino “sensus divinitatis” en cada individuo, este trata de agradar a la divinidad por medio de sus obras (ritos y supersticiones), trata de complacer con su vida al creador y así poder justificarse ante él.
Ahora bien, aquellos que por gracia común atribuyen su existencia a una deidad, lamentablemente son los mismo que tratan de agradar a esa deidad por medio de sus esfuerzos. Amigos, esto es abominable ante los ojos de Dios.
19 Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; 20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Por lo que podemos decir que todo orgulloso es aborrecido por el Señor y es considerado abominable.
De naturaleza el hombre es orgulloso tanto en dirección horizontal como vertical por lo que este si realmente desea aborrecer lo que Dios aborrece y abominar lo que Dios abomina debe ser humillado.
La humildad es aquello que el Señor acepta y se complace
La humildad es aquello que el Señor acepta y se complace
71 Bueno me es haber sido humillado, Para que aprenda tus estatutos.
El ser humillado es una gracia, no es es algo inherente en el ser humano, ya que existen humillaciones falsas. Una humillación genuina se caracteriza por:
Un concepto claro del porqué uno debe ser humillado. Consciencia de pecado.
Un sentir vergonzoso y doloroso de haberse creído superior tanto horizontal como verticalmente.
17 Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.
Con todo, el humillarse de esta forma no trata con el problema fundamental del aborrecimiento y abominación del pecado de parte de Dios, ya que uno puede humillarse ante el Señor pero sus pecados aún están allí, listos para condenarlo por haber vivido una vida de orgullos. Por más cambios que realice en su vida un hombre humillado, ninguna fuerza humana puede borrar o quitar sus orgullos pasados.
Cristo el siervo humilde
Cristo el siervo humilde
5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Oh mis hermanos, Cristo Jesús no solo se humilló perfectamente sino que él es en quien el Padre se complace.
Nuestra humillación no vale nada sino descansa en en plena certidumbre de fe en Cristo para la remisión de los pecados pasados.
La humillación y exaltación de Cristo es la única esperanza para el que se humilla ante él.
3. Aplicaciones experienciales
3. Aplicaciones experienciales
¿Está la ira de Dios sobre ti por causa de tu orgullo? si es así ¿qué piensas hacer? ¿no te preocupa?
Veamos cuan orgullosos somos realmente:
Orgullo horizontal
Esfera familiar
21 Someteos unos a otros en el temor de Dios.22 Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor;23 porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador.24 Así que, como la iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo estén a sus maridos en todo.25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,26 para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,27 a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo.2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; 3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. 4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
Esfera Eclesial
28 Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.
17 Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no quejándose, porque esto no os es provechoso.
Esfera laboral
5 Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; 6 no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; 7 sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, 8 sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. 9 Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas.
Esfera social
1 Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.
Orgullo vertical
Desprecio al amor de Dios
2 Yo os he amado, dice Jehová; y dijisteis: ¿En qué nos amaste? ¿No era Esaú hermano de Jacob? dice Jehová. Y amé a Jacob,
Liviandad al levantar el nombre del Señor
6 El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?
Deshonra al Señor
7 En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable.
Dudando de la justicia de Dios
17 Habéis hecho cansar a Jehová con vuestras palabras. Y decís: ¿En qué le hemos cansado? En que decís: Cualquiera que hace mal agrada a Jehová, y en los tales se complace; o si no, ¿dónde está el Dios de justicia?
Despreciando la ley de Dios
7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?
Ladrones de las provisiones de Dios
8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.
Hablar mal del ser de Dios
13 Vuestras palabras contra mí han sido violentas, dice Jehová. Y dijisteis: ¿Qué hemos hablado contra ti?
Cada pecado cometido es un acto de orgullo ante Dios, ya que estamos probando con ello que preferimos nuestro consejo por encima de su santa ley.
Las cosas que Dios aborrece no nos corresponde a nosotros aborrecerlas en otros, sino que debemos aborrecerlas en nosotros mismos.
el orgullo se enorgullece de sí mismo y desafía a la vergüenza.